El potencial nacional de producción de este gas verde alcanza los 163 TWh/año, lo que permitiría cubrir alrededor del 45% de la demanda nacional de gas natural.

Llevamos semanas o meses hablando del hidrógeno y prácticamente no se ha instalado nada pero empresas y políticos se llenan la boca con él. Y se olvidan de algo que es mucho más palpable y que puede ayudar y mucho a la generación de riqueza en España.

Se trata del biometano. Es la energía verde que se obtiene de nuestros residuos. Es un gas formado principalmente por metano y CO2, que se genera en medios naturales o en dispositivos específicos, por las reacciones de biodegradación de la materia orgánica, mediante la acción de microorganismos y otros factores, en ausencia de oxígeno.

Este gas, adecuadamente depurado, ​se puede utilizar para producir energía eléctrica mediante turbinas o plantas generadoras a gas, y también para producir calor en hornos, estufas, secadores, calderas, calefacción u otros sistemas debidamente adaptados.

Para obtener biometano, el biogás obtenido de los residuos orgánicos se somete a un proceso de limpieza denominado upgrading. Al hacerlo, se eliminan distintas impurezas como el CO2.

El biometano es un gas con una composición similar a la del gas natural y, por tanto, se puede inyectar en la red de gasoductos. También se utiliza como combustible para vehículos sostenibles, que reducen la huella de carbono.

Numerosas ventajas

Pero, ¿qué lo hace especial?

Desde la Unión Europea se ha apostado por los biogases, entre ellos el biometano para producirlo en el territorio europeo y así reducir la dependencia del gas ruso. Aproximadamente, el 10% del gas que se consume en la UE debería proceder del biometano para 2030.

En el caso de España se está muy lejos de esos números. Sólo cinco plantas producen biometano en España frente a otros países que tienen decenas o Francia que supera las 400.

Lo que lo hace especial es su potencial, porque es tremendo se mire por dónde se mire. Son numerosas sus ventajas: ayuda a la descarbonización, aumenta la seguridad de suministro, reduce la dependencia energética, crea riqueza, genera empleo, y encima lo hace especialmente en la denominada España Vaciada.

Gran potencial

Un reciente estudio de PwC para la patronal Sedigas señala que España cuenta con un potencial de producción de biometano de 163 TWh/año, una cifra que permitiría cubrir en torno al 45% de la demanda nacional de gas natural y cuyo desarrollo podría haber supuesto un ahorro de unos 4.000 millones de euros a los consumidores en su factura energética en 2022, por la reducción de las compras a países terceros.

El análisis supone una actualización de las últimas cifras calculadas en 2018 por el Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que situaban el potencial disponible de biometano entre los 20 y 34 TWh anuales en el año 2030, lo que podría suponer entre un 5% y un 9% de la demanda anual gas.

El origen de esta diferencia radica en que los datos del IDAE no incluían los cultivos intermedios, así como los residuos forestales y otros biológicos de más difícil aprovechamiento, pero con un gran potencial, que ahora sí han sido considerados.

Óscar Barrero, socio de Energía de PwC España, ha explicado todo este potencial y afirma que “estamos ante una gran oportunidad por el enorme potencial que presenta el biometano”.

Más de 2.300 plantas por todo el territorio

La materialización del potencial español de producción de biometano supondría, asimismo, un importante impulso al desarrollo socioeconómicolocal, ya que conllevaría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas a lo largo de todo el territorio, con una inversión asociada estimada de 40.500 millones de euros -el equivalente al 3,6% del PIB– y la generación de cerca de 62.000 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento.

“Los resultados de este informe ponen de manifiesto la oportunidad que España tiene ante sí para erigirse como una de las principales potencias energéticas de la Unión Europea de la mano de los gases renovables. El biometano es una solución verde y eficiente en costes para avanzar en la descarbonización que podría generar cerca de 62.000 empleos en un ámbito industrial con un potencial enorme en nuestro país. No hay que olvidar que su desarrollo está íntimamente ligado al mundo rural, ya que los residuos ganaderos y agrícolas son una de las principales materias primas para su producción”, señala Joan Batalla, presidente de Sedigas.

“El despliegue de este enorme potencial, no solo aportaría una gran riqueza a la economía nacional, sino que contribuiría a solucionar dos desafíos históricos de nuestro país: la gestión eficiente de los residuos y el reto demográfico en la España Vaciada”, añade.

Barreras

En estos momentos se encuentran dos centenares de proyectos en fase de estudio o desarrollo en España. Pero no arranca del todo el biometano. Y es que para que eso se produzca se necesita acabar con distintas barreras que han obstaculizado su desarrollo hasta ahora.

Según la patronal gasista, existen barreras regulatorias, administrativas y socio-económicas.

1.- Barreras regulatorias: la falta de un marco legal y normativo que regule de forma eficaz y con incentivos y cuotas ambiciosas (y alineadas con el objetivo europeo de que un 10% del consumo de gas sea biometano) esta actividad; la incapacidad de disponer de un acceso competitivo a los residuos; o, un marco normativo y fiscal que sea capaz de regular los usos del biometano que no estén relacionados con aplicaciones estrictamente eléctricas, como sería la inyección en la red gasista.

2.- Barreras administrativas: el principal reto a superar es la complejidad para obtener permisos y la demora en los trámites (por la involucración de muchas administraciones y la falta de recursos de estas) que se acaba trasladando a la ejecución de los proyectos, así como la inexistencia de un proceso de tramitación homogéneo a nivel nacional (en la actualidad hay 17 procesos distintos, uno por cada comunidad autónoma).

3.-Barreras económicas: están relacionadas con la ausencia de incentivos específicos de apoyo a la producción, inyección en red y consumo de biometano; los impuestos asociados tanto a la generación (como el que grava el autoconsumo), como al punto de consumo; y, los costes logísticos derivados de la alta dispersión de los residuos.

Primeros pasos

Desde Sedigas se insiste en que el biometano puede ser rentable, pero son necesarias medidas de apoyo para dar seguridad y una señal de precio adecuada al promotor.

“En España, el apoyo por parte de las administraciones ha sido prácticamente inexistente, de ahí la notable diferencia en el crecimiento del sector del biometano a nivel de producción y número de plantas en funcionamiento en nuestro país comparado con otros países de la Unión Europea. Si bien es cierto que se están dando los primeros pasos para el progresivo desarrollo de este vector energético (como la aprobación de la Hoja de Ruta del Biogás), y que esto ha llevado a que a día de hoy haya más de 200 proyectos en desarrollo, siguen existiendo una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales que están limitando la inversión en nuevas infraestructuras de producción de biometano, reduciendo la penetración de éste en el sector gasista y perjudicando la economía y el empleo de las zonas donde se podrían desarrollar estos proyectos”, añade Batalla.

En definitiva, el biometano ya es una realidad que habría que cuidar y se muestra como una gran oportunidad económica para estos tiempos tan complejos. Sería complicado ver a los políticos dejar pasar esta oportunidad y más en tiempos de elecciones.

Fuente: El Periódico de la Energía. Autor: Ramón Roca