Países como Trinidad y Tobago o Nigeria ya están cancelando algunos buques contratados por empresas europeas.

El mercado de gas europeo está totalmente descontrolado. Los precios no paran de subir. La estrategia europea de una masiva compra de GNL está funcionando pero sólo por la parte de la seguridad de suministro. En cuanto al precio y poder obtenerlo a mejor precio va a ser que no.

Y es que ya no sólo es un problema de Rusia, que ha reducido el suministro de gas a media Europa, sino que otros grandes productores también se están aprovechando de esta situación.

Según fuentes del mercado que no han querido revelar su identidad, ya “se están produciendo atrasos en entregas e incluso cancelaciones de buques de GNL” por parte de algunos grandes productores como son “Trinidad y Tobago y Nigeria”.

Todo el mundo quiere gas para este invierno. Pero la escasez de GNL se comienza a notar. Estos países, o mejor dicho sus compañías nacionales, alegan que tienen ya pocas reservas o que la producción ha caído en las últimas semanas.

Con esto, ya pueden romper cualquier contrato según explican las fuentes y dejar de enviar los buques pactados con cualquier compañía. Lo desvían hacia otro mercado y a ganar más dinero.

Compras en el mercado spot

Pero lo peor es que las comercializadoras afectadas que compran ese GNL a estos países ven cómo cambia por completo su negocio.

“Esto implica que las empresas de energía deben comprar gas en el mercado spot, donde los precios están significamente más altos que los contratos de largo plazo”, explican las fuentes.

Por ejemplo, si hace cinco años hubieras firmado tres buques al año desde un país, a un precio cómodo de 20 €/MWh, hoy tendrá que comprar gas en el mercado spot unas 10 veces más caro de lo que preveía.

Evolución del precio del gas en los mercados TTF (Países Bajos) y Mibgas (España).

Esto tiene varias consecuencias evidentes. Uno, que el precio del gas en el mercado spot se dispara. Ahora el TTF está rondando los 300 €/MWh o el Mibgas cerca de los 200 €/MWh.

Y dos, que las compañías energéticas están sufriendo para poder conseguir el gas necesario para sus clientes y tensa aún más la cuerda para que se dén cortes de suministro en Europa en el próximo invierno.

Por tanto, ya no sólo Europa tiene un problema con Rusia, sino también con otros grandes proveedores de GNL que aprovechan estas circunstancias para apretar al máximo y obtener el mayor beneficio posible.

Y al final, quién paga todo esto es el consumidor.

Fuente: El Periódico de la Energía. Autor: Ramón Roca